Medicina tradicional en Chuquisaca

“Médicos del alma”, así son usualmente considerados los curanderos, yatiris o ipayes que con su oferta de medicina tradicional suelen atender casos casi insólitos; de hecho, en Chuquisaca, su principal atención son curaciones para el “susto”, seguidas de lecturas de coca y los denominados “falceados” que son lastimaduras; todos, impensables para la medicina denominada occidental.

El reconocimiento de la medicina tradicional desde la Constitución Política del Estado ha llevado a pensar en cuál será el ámbito en el que los yatiris, curanderos o ipayes se desenvolverán y cómo se trabajará en la accesibilidad de sus servicios. En esa labor, se encuentran instancias estatales y ONGs que buscan visibilizar y acompañar el trabajo de los médicos indígenas de las comunidades de Chuquisaca.

Alrededor de 3.000 personas ofrecen los servicios de la medicina tradicional en el Departamento, de ellas, casi un tercio ya fue registrado formalmente a través del sistema que ofrece el Viceministerio de Medicina Tradicional, según informa la directora General de la ONG Proyecto de Desarrollo comunitario (PRODECO), Zulema Torres.

Actualmente, se tiene el registro de 734 médicos tradicionales de Chuquisaca y unas 300 carpetas en curso. Si bien los médicos tradicionales reciben más consultas en el área rural, su presencia no está fuera de las ciudades capitales, de hecho, en Sucre, se estima que existen unas siete asociaciones de curanderos y yatiris.

LAS CONSULTAS MÁS FRECUENTES

La principal consulta ante los médicos tradicionales de Chuquisaca, es la del “susto”, dolencia que usualmente afecta a los niños, denominada también como el “asustadito” o “manchariska” en quechua.

Esa enfermedad representa en promedio el 46% de las consultas realizadas por médicos tradicionales en 20 de los 29 municipios de Chuquisaca, donde se desenvuelve el trabajo de PRODECO orientado especialmente al área rural.

Detrás de el “susto”, la segunda consulta más frecuente es la lectura de la suerte, usualmente en coca, aunque se encuentra muy por debajo de el “susto” con un 18% de frecuencia, de acuerdo a los datos relevados por PRODECO.

En tercer lugar está el denominado “falceado” que es una lastimadura producto de un movimiento brusco, en cuarto lugar los problemas de insomnio y en el quinto puesto el “mal viento” o huayra en quechua.

Si bien algunas de las mencionadas dolencias tienen también tratamiento a través de la medicina occidental, otras son realmente insólitas tal el caso del “susto” una enfermedad que sólo se presenta como una realidad en la medicina indígena.

TRADICIONAL VERSUS OCCIDENTAL

Sin embargo, pese a la complementariedad de la medicina tradicional con la occidental y la inclusión de la primera como parte del sistema de salud, se reconoce que hay áreas en las que los médicos indígenas no pueden ejercer sus labores y deben derivar casos a los médicos académicos.

“Damos alarmas o señales de riesgo que no puede tratar un médico indígena como una hemorragia de mujer embarazada y deben remitir el caso no porque un médico indígena no pueda conocer la parte anatómica y fisiológica pero comprenden las señales de riesgo”, comenta Torres aunque reconoce que no todos los médicos actúan de esa manera y que más bien se conocen casos de los médicos que ejercen en la ciudad donde por vender sus productos a veces, “no toman las decisiones más adecuadas”.

“No es que somos defensores acérrimos, reconocemos que hay prácticas inadecuadas, pero tratamos de dar el soporte respectivo a los médicos para dar ese conocimiento y capacidad al médico para diagnosticar qué le corresponde y qué debe referir y hacer interconsulta”, dice Torres.

Esa delimitación pone en la mesa de debate qué controles se ofrecen a la población para que se sienta segura a tiempo de acudir a un médico tradicional o en su caso, denunciar un hecho irregular pero ¿cuáles son las opciones?

Actualmente, al incluirse la medicina tradicional en la medicina occidental, son las instancias estatales como el Servicio Departamental de Salud (SEDES) las encargadas de controlar el accionar de esos médicos y por lo tanto de investigar los casos irregulares que surjan al respecto.

Asimismo, están vigentes las instancias legales como el Ministerio Público en caso de la comisión de delitos tal el caso del médico tradicionalista del Chaco chuquisaqueño que hace unos meses fue denunciado de dopar a una mujer sordomuda y a su hija de diez años, a quien le realizó toques impúdicos razón por la que es investigado por la supuesta comisión de abuso sexual.

REGLAMENTO EN PROCESO

Un reglamento que ya tiene casi un año de trabajo para su elaboración, será el instrumento que ayudará a determinar las obligaciones que deben cumplir los médicos tradicionales.

El proceso demora debido a que se busca el consenso de todos los involucrados que responden a paradigmas distintos, según explica la Directora de PRODECO. “Una vez aprobadas las reglas del juego, estarán dadas para bien o para mal. Habrá controles en la práctica de la medicina indígena. La Ley tiene derechos pero también responsabilidades sociales frente a la comunidad”, comenta.

El reglamento permitirá delimitar algunos aspectos necesarios para el desempeño de los médicos tradicionales más allá de su registro.

¿INCLUSIÓN?

La aceptación de un sistema de salud que incluya armónicamente la medicina tradicional con la occidental no es algo sencillo, ya que el principal problema para que aquello ocurra es esencialmente el desconocimiento de las prácticas de los médicos indígenas, según Torres.

“¿Es ciencia o no? ¿Hay prácticas inadecuadas o adecuadas?” son algunas de las preguntas que destaca como comunes en la población la médico salubrista, al remarcar que la barrera principal es la de contar con distintos paradigmas y conocimientos respecto a la medicina

Aunque indica que el enfrentamiento se da más en el área urbana que en la rural ya que en las comunidades los médicos indígenas suelen ser, afirma, reconocidos por todos sus integrantes y por ende considerados como una persona confiable y preferente, razón por la que según una encuesta que realizaron en los municipios de Chuquisaca, la población desea contar con un médico indígena en los centros de salud para así poder elegir entre el tipo de curación que desea tener.

MÉDICOS EN CENTROS DE SALUD

De acuerdo con los datos de PRODECO, en 20 municipios de los 29 de Chuquisaca, existen 18 médicos tradicionales incluidos en hospitales, de los que dos se encuentran en Sucre, uno en la Caja Petrolera de Salud y otro en el hospital Santa Bárbara donde se cuenta con una “farmacia magistral”, donde se suele ofrecer medicamentos preparados por la médico tradicional.

De los municipios donde PRODECO trabaja, se tiene el dato de que en Alcalá se cuenta con dos médicos; en El Villar, Sopachuy, Tomina, Icla, Villa Vaca Guzmán, Huacareta, Presto y Macharetí con uno en cada lugar.

De los 12, ocho reciben salarios a través de contratos con la Alcaldía de sus municipios, dos, Huacareta y Villa Vaca Guzmán, cuentan con ítems del SEDES y uno realiza cobros por atenciones y se encuentra bajo el denominativo de “voluntario”.

Según Torres es importante la inclusión de los médicos tradicionales en los centros de salud porque eso supone que ellos se someten a las reglas de los hospitales, emiten informes y trabajan con reportes constantes sobre su tratamiento y referencias a especialistas o laboratorios.

Actualmente, en todo el país se registraron 1.780 médicos tradicionales y 2.200 cuentan con credenciales, aunque se estima que la población que ofrece esos servicios es mucho más grande, por lo que la inclusión de la medicina indígena en el sistema de salud es un reto que aún exigirá muchos pasos por cumplir.

Fuente: http://www.correodelsur.com/panorama/20150705_medicina-tradicional-la-re...