Vivencias de un Médico Tradicional Monteagudo-Bolivia

vivencia_de_un_medico.jpgAhondar en la medicina tradicional es un gustito aparte que la vida profesional te permite, en especial de los que estamos involucrados en esta temática, suman cada vez más las historias de médicos tradicionales que se sumergen en nuestras vivencias, como la historia de vida de don Justino Castro que será contada en líneas posteriores desde el mismo terruño que lo cobija su comunidad San Miguel del Bañado, municipio de Monteagudo, departamento de Chuquisaca.

Hablar del médico tradicional Justino Castro es ingresar en el mundo de la interculturalidad y el misterio que alberga cada una de sus anécdotas… “yo aprendí a curar viendo a un viejito guaraní, se llamaba Berno Limón, o sea él me ha enseñao a curar del asustao, con cigarrito, coca, y a llamar con un machete sonante, el curaba cualquier día, de otros curanderos he aprendiu a curar en días conocidos, martes y viernes”.

Ante la pregunta ¿Cómo percibe cuando una persona está asustada o cuales son los síntomas que se manifiestan?, don Justino respondió… “yo les pregunto y ellos me avisan como se sienten, el vómito, la diarrea eso viene del asustao, cuando ej asustao en el agua, a cada rato toman agua, o duermen siempre brincando, o con los ojos abiertos, ahí se puede detectar cuando ejtán asustaos”… tímidamente nos contó su forma de santiguar… “un machete sonante es para llamar el espíritu, hay que hacer sonar el machete para que el espíritu vuelva a la persona”.

A veces se presentan situaciones en las que un procedimiento sencillo de sanación no surte efecto, en estas circunstancias don Justino aplica otro tratamiento… “cuando no puedo hacer sanar a la persona del asustao con lo que siempre curo, le saco un poco de cabello a la persona que ha ocasionao el asustao y lo hago humear con el cabello, así se lo puede hacerlo bien, el cigarro es para sahumarlo, para hacerlo humear la cabeza”.

Desde su percepción nos explica el misticismo que encierra la enfermedad del asustado… “el asustao ej cuando ejta vencido por el satanás un espíritu débil, para espantar a loj espíritus malos en primer lugar, yo santiguo con el credo, que ej la oración del señor, primero será tu Dios dejpués el mundo dice la biblia, por eso primero santiguo con el credo, dejpués recién con otraj oraciones, con la oración de la macagua y del hurón que me ha enseñao un guaraní cuando yo era changuito”.

En la descripción de la enfermedad del asustado don Justino Castro cuenta… “a vecej se asustan de noche y ese tipo de asustao casi no ej con dolor, se salen con su sábana a andar por la noche como sonanbulos por ahí, a esa enfermedad sabíamoj curar con el nido del chiru chiru (el chiru es un pajarito que hace su nido con espinas), donde van laj vacas van a cornear, esa tierrita blanca eso sabia alzar, lo que lleva el río igual esaj pajitas sabia alzar, y hacia humear con incienso”.

Su narración continúa en un abordaje profundo sobre la enfermedad del asustado… “hay una diferencia para curar a un niño y a un mayor, una persona mayor se asujta grave, hay que hacerlo una limpia, para hacer esa limpia se utiliza una cuarta de coca, cigarro puede ser una cajetilla o puede ser menoj aunque sea, después una copa de singani, una copa de vino, una copa de alcohol, se necesita eso y media cucharada de manteca, después se va a traer tierra del monte y eso se lo tuesta en una olla y con eso asi caliente tenemoj que limpiarle el cuerpo, primero se limpia con el millo, después recién con la tierra, eso se lo hace en la noche cualquier día no importa”.

Don Justino comenta que para la curación de los niños se vale de otros elementos… “para los niños ej con coca y cigarro nomaj, lo echo una llamada con un machete sonante, unas dos veces o tres veces, cuando ejtan mal mal entoncej utilizo loj mismos productos que para laj personas mayorej”.

Mientras el relato procedía, la inquietud por conocer más de las vivencias de don Justino era insistente en nuestro diálogo… “con la oración de la macagua curo mayormente de la mordedura de víbora también lo utilizo para el asustao, pero maj es para la mordedura de víbora para eso también curo con la oración del hurón, primero me ensaye en una vaca que ejtaba bien picada de la víbora y lo hice bien, porque la vaca tenía cuatro mordidas de víbora y se sano con estas mis dos oraciones, porque la macagua y el hurón son doj bichos que se lo comen a la víbora ahí ejta el secreto”.

Ciertamente en nuestra tertulia la enfermedad que más se trató a profundidad fue el asustado, sin embargo el arte de curar de don Justino va más allá de esta enfermedad muy común dentro de la medicina tradicional… “ahora sé curar del atierrao igual, para eso tengo otroj medicamentos que preparo, una plantita se llama gargaterilla, ej una yuca negra, su corazón de la yuca esa lo raspo con un cuchillo en una hoja doblada de papel, lo punzo con una aguja y ahí le pongo todo ese raspadito de ese producto, ahí le echo tabaquito, alcohol, la clara de un huevo y eso le pongo ahí, con eso si ej que esta con pus el tumor de una vez le apura a reventar, y si no ejta con pus ahí nomaj le asienta, no le deja infectar”. Al explicarnos de la enfermedad del atierrado don Justino manifiesta que la aparición de un tumor es el síntoma principal en esta enfermedad… “el tumor del atierrao no cría boca, el tumor se va hinchando, se hace así morete la punta y no cría boca, ahí se le detecta que es atierrado, a vecej uno pisa un lugar que ejta lleno de sepe (hormiga grande) y uno ya sale con un dolor en el pie”.

Otra de las enfermedades más habituales en sus tratamientos es el lastimado, son las mujeres que frecuentemente solicitan la ayuda de don Justino… “del lastimao igual a laj mujeres también lej curo, eso ej por lo que alzan mucho peso, la injundia de gallina, alcohol y un cigarro lo deshago en un vaso de porcelana y lo hago arder por unoj quince minutoj, dejpues lo frisiono dejde la cabeza hasta la punta de los pies, de dos a tres veces cualquier día de la semana”.

Con una amplia experiencia de 25 años, don Justino nos confiesa que su afición por curar es motivada por los niños, porque el apoyo no es sentido por parte de sus hijos que muchas veces le prohíben que vaya a curar… “mis hijoj me prohíben que vaya a curar, pero yo por loj niños me largo donde sea no me importa, no lej hago caso a mij hijoj, por loj niños casi no cobro nada yo, maj que todo no lej cobro, sino que elloj no se quedan menoj, siempre tratan de darme algo”.

La relación con sus vecinos es formidable, existe una estrecha amistad por lo que comenta don Justino… “mij vecinos me tratan bién, cuando me viajo elloj me bujcan se sienten mal, no hay quien lej cure, si acuden a otroj curanderos lej cobran caro pue, por eso elloj no acuden a otro curandero, siempre acuden a mí, maj ej del asujtao que curo yo, aunque yo mijmo no me puedo curar”.

Asombrados por su carisma y talento para curar, indagamos de donde provenia el don que había cultivado en la medicina tradicional… “el dia en que naci en el almanaque ej día de los hermanoj médicos, yo pienso que por eso será que dejde changuito me ensayaba a curar como jugando y loj hacia bien”.

Admirados por las potencialidades en sus curaciones, nos atrevimos a preguntarle sobre sus sueños… “mi deseo ej tener una acreditación que certifique lo que yo hago, pero no tengo ninguna acreditación”.

Bajo una mirada tímida pero franca nuestro dialogo concluyó, con muchas inquietudes e historias por descubrir, con una satisfacción de haber cumplido con nuestro cometido, un cariño entrañable nos atrapó al momento de despedirnos de un hombre sencillo que solo busca el bien de su comunidad.

Fuente:PRODECO