Tiene 'don divino' para curar huesos
Fuente: EL Día
www.eldia.com.bo
Santa Cruz - Bolivia, Estado Plurinacional de 22 de febrero de 2012
Siempre con su cigarrillo en la boca y después de una divertida charla inicia su labor tocando la rodilla indicándome que me iba a doler pero que debo ser fuerte y aguantar. Comenzó a torcer para un lado y para el otro. “Esto es sin anestesia”, dijo el hombre de 62 años, pero con una tremenda fuerza. “Ya está en su sitio ahora es solo ponerle Mentisan, una venda, el cuidado respectivo y sanará pronto. Yo solo pongo la mano y Dios hace lo demás, dijo.
Don Anselmo López Montero, nacido en ese rincón de Santa Cruz llamado el Palmar del Oratorio, conocido por curar huesos desde hace 21 años, me recibió en su casa para curarme y a la vez contarme su historia. “Es un don que mi padre me pasó antes de fallecer, lo mío no es con coca ni con trago, solo el pucho que no lo dejo ya por la vejez”, comenta. “Recibo todos los días a muchas personas mayores, niños, hasta personas con los huesos quebrados. A futbolistas como Juan Manuel y Álvaro Peña yo los atendí”. “Es un traumatólogo empírico, pero de los buenos”, comentó Saúl Barrientos que llegó con un regalito prometido, luego de haber sido curado por un problema de la columna. “Quedé ‘chalinga’, hasta los médicos le envían pacientes”, aseguró.
Cuando no está curando, se distrae en su rancho donde tiene caballos y algunas cabezas de ganado, que administra junto a sus hijos.
Además del don innato y del Mentisan, tiene otro secreto: la conservilla de cuchi.
Se trata de una pomada, con una consistencia casi como una mermelada, que se realiza a partir de la resina del árbol conocido como cuchi. Se realiza una cataplasma que se pone con una venda en el lugar donde se ha curado el hueso. Esta vieja receta casera sirve a la vez como analgésico, desinflamante y desinfectante.
Don Anselmo mantiene la tradición de la medicina natural, de los llamados “hueseros”, incluso a la hora de cobrar por sus servicios. No tiene una tarifa fija, su trabajo es más por vocación.
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