Medicina tradicional se abre paso....
Los centros de naturistas y prácticas basadas en productos naturales tienen su demanda igual a la del sistema médico profesional. Conozca algunas historias. Las largas filas y la desesperación de personas aquejadas son similares a las de cualquier hospital público de la ciudad. Sin embargo, se trata de un domicilio donde se ha improvisado un consultorio de medicina natural y donde la persona que asiste a los enfermos no es precisamente un médico profesional, sino un hombre de 53 años de edad que heredó el don de su padre para curar fracturas y otras alteraciones en los huesos. Él es don Isaías Ávalos, un hombre natural de Vallegrande, quien se crió viendo a su padre entablillando o vendando a las personas que sufrieron algún tipo de dolencias en los huesos.
El don de sanar fracturas sin cirugías. Hoy este don le permite sustentar a su familia en el barrio Tropical, ubicado entre el cuarto y quinto anillo de la zona norte de la capital, donde ha instalado un precario consultorio.
Solo con la ayuda de unas vendas, resinas de cuchi, que el mismo extrae de esta planta medicinal, el hombre es capaz de aliviar o sanar el dolor de fracturas o contracturas, como bien puede hacerlo un quiropráctico, sin la necesidad de una cirugía.
“No puedo decir que tengo un secreto para hacerlo y tampoco tengo una respuesta para explicar cómo lo logro, pues heredé el don que Dios le dio a mi padre. Puedo decir que es la mejor herencia que él me dejó”, dice el hombre a quien le basta pulsar la parte del cuerpo que el paciente tiene afectado para ponerla en su lugar a través de fricciones. La resina de cuchi después hace lo suyo, nos dice.
Si bien el hombre no tiene una tarifa establecida para cobrar a sus pacientes, afirma que cobra de acuerdo a la posibilidad económica que tengan las personas que lo frecuentan. “Aunque mi trabajo está dirigido a personas de escasos recursos que no tienen la posibilidad de acudir a un servicio privado, puedo decir que soy bendecido con mi trabajo, pues aquí vienen desde personas que no tienen un peso para pagar una consulta hasta altos ejecutivos o futbolistas que vienen a sugerencia de otras personas que dan fe de mi trabajo”, dice el también llamado “huesero de la 40”.
Un testimonio similar es el que da el señor Abraham Vargas Pantoja, pues se ha consolidado como uno de los fisioterapeutas más preferidos por los futbolistas y personas particulares que acuden a su consultorio para tratar problemas musculares y relacionados a los huesos.
Sin embargo, el hombre aún recuerda aquellas intervenciones que hacía a los jugadores que se lesionaban, con alcohol o vaselina.
Hoy el hombre complementa su sabiduría nata con el conocimiento que adquirió en cursos técnicos y profesionales de fisioterapia. Actualmente, tiene un moderno consultorio para realizar fisioterapia a sus pacientes aunque no deja de lado sus prácticas artesanales y naturales que lo han caracterizado y le han hecho acreedor de su fama.
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