Para los pueblos indígenas, el brotar de la vida es posible desde la complementariedad de tres comunidades: la comunidad de humanos, la comunidad de la naturaleza y la comunidad de deidades o mundo sagrado, estas tres hacen un gran tejido que constituye el pacha, un gran tejido enhebrado cotidiana y ritualmente, desde una relación equivalente y de reciprocidad. Parte de la comunidad de deidades son los astros, como la luna, las estrellas, el sol… considerados desde la vivencia indígena, como los mayores que acompañan y aconsejan en la crianza de la chacra.